Siempre he dicho que quien llega a este mundo no elige donde nace, simplemente la vida es un libro en blanco, donde se necesita una idea y mucha pasión para escribirla. Es un cuento que se escribe como todos los cuentos.
Los cuentos necesitan un concepto y el mío es esta frase que me ha impactado y acompañado por tanto tiempo:
“Tiempos difíciles crean hombres fuertes…
Hombres fuertes crean buenos tiempos…
Buenos tiempos crean hombres débiles…
Hombres débiles crean tiempos difíciles”
Mi historia arranca en un tiempo difícil. Fui afortunada, porque la vida desde el principio me retó, me desafió y yo asumí ese reto, que era un reto de familia. Crecí en un entorno difícil y no quiero que mi hijo, quien hoy está creciendo en un buen tiempo, lo haga creyendo que la vida es sencilla y por esto se convierta en un hombre débil. Anhelo que entienda que hay entornos que nos detienen o nos impulsan.
Con Pedro tengo la gran responsabilidad de prepararlo para la vida, y de hacerle entender que los sueños se trabajan. Por lo que todos los días me levanto a complicarle la vida.
Hay momentos en los que le digo “tendremos que bañarnos con agua fría”. ¿Por qué lo hago? Para que entienda que el agua caliente es un privilegio que no todo el mundo puede darse.
Mi Pepe, con tan solo cuatro años, ya tiene claro que en la vida hay que luchar por lo que se quiere. Por eso cuando me dice “quiero un juguete”, yo le respondo “¿qué vas a hacer para conseguirlo?”. Entonces va a la cocina alista todo lo necesario para preparar galletas y sale a venderlas.
Todos los días procuro dejarle las mejores enseñanzas, para que los entornos difíciles lo impulsen y al final se convierta en un hombre fuerte que crea buenos tiempos.
